viernes, 18 de octubre de 2013

Página en blanco

Anoche me quedé mirando una página en blanco durante interminables minutos. Me quedé pensando en las múltiples posibilidades que le siguen al más mínimo movimiento o gesto de nuestra consciencia.

Pienso cómo derramar mi simiente en la página muda. Se burla con su blanco inmaculado. Me provoca para mancillarle, para ensuciarla con mi rastro de grafito o bits. La página en blanco guarda silencio, retadora y ufana. Conserva su castidad, retándome aún. Quisiera violentar su pureza artificial porque, en el fondo, ambos sabemos que no está completa sin mi férrea voluntad de escribir sobre ella. Quiero someterla, hacerle saber que es mía, dejar constancia de mi paso, de mi estilo. Son tantas las posibilidades con la página en blanco.

Me gustan las posibilidades.

Como la gota de lluvia que cae sobre nuestro cuerpo y jamás recorre el mismo camino. A veces brinca indiferente y suicida desde nuestra mejilla hasta el piso, otras ocasiones se refugia en la maraña de cabello; algunas, más arriesgadas y atrevidas, estremecen al resbalar por nuestro cuello hasta la espalda.

O como las nubes apelmazadas en el cielo cuando salimos de casa por la mañana. Rechonchas, recostadas unas sobre otras, dignísimas, en lo más alto del azul; en ocasiones son pequeñas y risueñas, ubicadas al pie de las más grandes. Las mejores son las traviesas, las que toman forma de animales u objetos para hacernos fruncir el ceño o sonreír.

Incluso las infinitas e intimidatorias posibilidades de la página en blanco. Que, francamente, no sé si mutará en un rabioso e ingenuo alegato; en una poesía llena de sombras malhechas o en una coreografía hábilmente orquestada para atrapar alguna emoción.

Pero bueno. Al final no escribí nada. Absolutamente nada.

Pero no todo está perdido.

Ante la insolencia de la página en blanco reafirmé mi convicción de explorar toda posibilidad contigo. Sí, la posibilidad de deslizarme en tu cuerpo para estremecerte como esa oportuna gota de lluvia; la posibilidad de aparecer cual nube de formas caprichosas para arrancarte gestos cómplices; la posibilidad de inventar la construcción lingüística inaudita e improbable para escribir, por fin, una historia, entre tú y yo, en una página en blanco.

Nada está perdido.

2 comentarios:

  1. Tu primer comentario en mi blog me fue fascinante y me lance a checar el tuyo. Lei algunos relatos y me gustaron. Con tu segundo comentario dije: "Este chico de verdad que es interesante". Volvi a tu blog y esta vez he leido mas detenidamente. Me encanta la forma en la que escribes y me alegra saber que aun hay gente que piensa y que libera sus pensamientos.

    Me quedo y esperare con ansias tu siguiente escrito(:

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  2. Oh está super este escrito. Tienes talento, pero soy la menos indicada para decirlo >_>
    me encantan tus comentarios! de verdad que entiendes este mundo de la LIJ y lo superficial que es. Yo al menos estoy ahi poniendo el dedo para demostrar que hay mejores libros que esos xD

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